Ya terminó la semana gastronómica española que ha tenido lugar en Almaty, y que ha organizado la Oficina Comercial de la Embajada española conjuntamente con el hotel Hyatt. Con mucho éxito tengo que decir. Mientras en cualquier semana temática, en el comedor del hotel se registran una media de dieciséis comensales, esta semana ha sido de más de sesenta. Así estaban de contentos en el hotel.
Han venido cocineros desde España, que han traído productos y mucho saber hacer. Todo estaba riquísimo, realmente elaborado. Todo eso además se ha amenizado por la Tuna. No, no el atún como alguna chica local ha preguntado al decirle que iba a venir la Tuna, (atún en ruso es "tuna"). Han venido cinco componentes de la Tuna de Arquitectura Técnica de la Universidad de Granada, pero eso será tema para el siguiente post.
Volviendo a la semana gastronómica, los resultados tan fantásticos no han defraudado a nadie. Nuestro Consejero comercial, Fernando, y todo su equipo han tenido jornadas muy intensivas para prepararlo todo al detalle. Al final, para los locales ha sido la oportunidad de conocer algo más de ese país al que conocen como algo exótico, a través del toreo, el fútbol, los pintores y el Quijote. Ahora, han probado nuestros productos, han conocido a las empresas españolas que han patrocinado el evento, unas del sector alimentario y otras no, y se han dado cuenta entre plato de paella y tapa de jamón que además vendemos trenes, fabricamos radares, exportamos aceite, y otros muchos aspectos que no conocían de nosotros. Con las fotografías y la película que se iban proyectando además en dos pantallas, se han mostrado imágenes de nuestra ingeniería, arquitectura postmodernista, etc.
Para los españoles que andamos por estas tierras ha sido un momento de recordar sabores que no se encuentran por aquí y sin importar procedencias autonómicas, todos hemos disfrutado de los productos catalanes, andaluces, murcianos, etc. y todos estaban excelentes, a cual mejor. Puedo asegurar una cosa y es que a tantos kilómetros de España, todo sabe diferente, pues el plato más sencillo tiene el ingrediente de lo entrañable, de lo propio, algo que no se aprecia tanto en casa.
Pues ya se acabó, ahora a esperar que la experiencia se repita con más frecuencia, pues realmente ha sido tan estupendo que nos ha sabido a poco, a muy poco.
Martha, Eli y Silvia disfrutando del vinito español, igual que hicieron las 300 personas que asistieron el día de la presentación.