Se le pueden criticar muchas cosas a Kazajstán, quizás son demasiados los defectos del mandato presidencial de NAZARBAEV pero también es justo contar las virtudes de un país donde coexisten más de ciento veinte nacionalidades y donde el número de religiones, tanto mayoritarias como minoritarias han conseguido una coexistencia pacífica, modélica diría yo. El presidente NAZARBAEV, ha conseguido materializar esa idea y ahora, aunque la preeminencia de la étnia kazaja en el país es notoria y por ende la religión musulmana, mayoritaria y cuasioficial, no se excluye a las demás. Existe un órgano adscrito al Presidente que es el Congreso de las Religiones, donde están representadas la mayoría de las confesiones presentes en Kazajstán y desde el cual se vigila para que la doctrina imperante en los servicios religiosos sea siempre la del respeto a la diferencia, la de convivencia armónica en un país multinacional.
Se aproximan fechas en que se celebran fiestas paganas y religiosas en relación con el Año Nuevo y la Navidad respectivamente. Es el año que más adornada está la ciudad de Almaty, pues la Administración ha decidido animar a todos los locales comerciales y centros públicos kazajos a adornas las fachadas de los edificios. Las luces empiezan a adornar las calles y sin entrar en comparaciones con las ciudades españolas, francesas o de cualquier ciudad de un país ya desarrollado, están realmente bonitas. Los motivos de las luces y carteles son diversos. Por todas partes encontramos la variante ruso-soviética de Papa Noel, el “Ded Moroz” o “Abuelo de las Nieves” junto a su nieta “Snegurochka”, lo que podríamos traducir como la Blancanieves de los cuentos rusos. Lo que más asombra es que en los abetos que se están adornando para recibir el Año Nuevo se están incluyendo medias lunas junto a las estrellas de Navidad, o sea símbolos musulmanes junto a símbolos de la Navidad católica, demostración palpable de que en esta tierra caben todos. Esto sólo puede tener un nombre y es Tolerancia.
Aún se me revuelve el estómago cuando leía el año pasado que en algunos colegios españoles, habían dejado de poner el Belén porque podían sentirse ofendidos los niños de otras religiones, sobre todo musulmanes. Este es un país nominalmente musulmán y aunque se le trate muchas veces de atrasado, autoritario, ahí están sus gobernantes, enseñando a los niños, a la gente en general, que los símbolos de otras culturas, de otras religiones, etc. no son un mal para nadie sino un enriquecimiento para todos. Como ejemplo, pongo una foto de un Belén cristiano con personajes con rasgos kazajos y ambietado en la cultura nómada de este pueblo.
Esto me lleva a pensar que en España hemos perdido el Norte en el tema religioso porque la gente que llega exige el respeto a sus costumbres pero sólo los demagogos más incultos son capaces de creer que exigen o pueden exigir la renuncia a las tradiciones que forman parte de nuestra forma de ser. A esos señores les invitaría a darse una vuelta por este país, a ver si aprenden algo de cómo hay que llevar adelante la concordia entre religiones, y como no se debe poner a unos en contra de otros con medidas que en todo caso lo que fomentan es el rechazo hacia aquello que roba un poco una parte de nuestra esencia, de nuestras costumbres. ¡Bien por Kazajstán!