Hoy con fecha de 11.06.2008 se ha publicado, en uno de los periódicos en ruso de más tirada en KAZAJSTÁN, “LITER” en su versión electrónica un artículo sobre las adopciones nacionales que da mucho que pensar. A continuación os lo voy a resumir sin añadir nada por mi parte para que vosotros mismos juzguéis.
El artículo, firmado por VIKTORIA NIKOLENKO se titula “Se admite la devolución” y efectivamente trata de eso que estáis imaginando, de la devolución de los niños una vez adoptados.
Comienza la periodista con una introducción que resume un poco lo que luego se puede leer en las dos páginas de extensión del tema. En dicha introducción se afirma que el plazo de “alquiler” del niño procedente del orfanato oscila entre el mes y el año y medio. Adoptar un niño para toda la vida, considera la autora que es una tarea imposible para la mayoría de las familias kazajas. Las excusas son muchas, desde la desobediencia, la mala conducta o las peleas constantes, que hacen tomar la decisión de la devolución. Poca reflexión al adoptar y menos aún al devolverlo, el caso es que acaban de nuevo en las instituciones estatales.
Se expone un caso con todo detalle en que una abuela (una anciana) está devolviendo a un chico de 14 años, Vadik, del que afirma que es un desagradecido. Le adoptó con la sana intención de que pudiera trabajar en la granja, sacara a pastar al ganado y le trataba bien, incluso le cocinaba lo que le gustaba y él, ha golpeado al ganado, incluso ha maltratado al gato. Ya no es necesario.
Las cuidadoras del orfanato comprenden la actitud de la abuela y riñen al muchacho que junto a las dos bolsas de pertenencias, está de pie en un rincón aguantando la charla. Le llaman de todo, y al final lo que deciden es que se lo tienen que quitar de en medio porque ya es la segunda vez. Lo mejor es mandarle a una institución psiquiátrica. Según afirman, Vadik es retrasado y por lo tanto es imprevisible. El comentario de la pedagoga social es de libro:
- “Ha estado bien que al menos un mes alguien haya mantenido a este tonto”.
Los responsables del centro se preocupan de la salud de los animales maltratados y cuando saben que se recuperarán respiran tranquilos.
No es el único ni el último caso de este sistema de devoluciones, todo lo contrario, según el artículo, es una práctica habitual. La directora del complejo infantil “ZHANUYA”, JAFIZA SERIKOVA incluso va más lejos y cuenta las instrucciones para los posibles padres:
- “Nuestra gente eligen a los niños como si fueran artículos. Pero yo siempre les digo que antes de dar el visto bueno a la adopción que se lo lleven en acogida, un tiempo. En la mayoría de los casos, los padres los aguantan como máximo un año. Lo que es cierto es que a veces me alegro de que vuelvan porque no se lo que podía ocurrir con ellos en el futuro.
De los 365 niños de esta institución la mayoría han probado los bollos caseros pero acaban comiendo la papilla del orfanato.
Se citan varios casos: una niña de tres años, que fue devuelta por su padre adoptivo mientras se terminaban los trámites y nunca más volvió. Un niño de seis, que el padre le adoraba pero le tuvo que devolver porque ni su mujer ni sus hijas le aceptaron. Una chica de 16 años, fue devuelta dos veces al orfanato hasta que fue adoptada por una familia estadounidense, donde ahora es feliz y se está sacando incluso el carné de conducir.
Para los niños devueltos, la adopción internacional, a menudo es la única salida de volver a encontrar unos padres. Los padres extranjeros los adoptan para siempre. Afirma la periodista que entre otros motivos para no devolverlos es la fuerte sanción económica y el largo proceso judicial que tendrían que soportar. A continuación afirma que en KAZAJSTÁN es todo mucho más fácil y lo compara con una tienda: “si no le gusta lo puede devolver”.
Vuelve a dar su opinión la directora del centro ZHANUYA:
“Nuestra gente no está preparada para la adopción. El problema está en los padres y no en los niños, pues ellos nunca son los culpables. No son normalmente un regalo para los padres que los abandonan que son alcohólicos, drogadictos, etc. pero de todas formas necesitan el amor de unos padres”.
Como hay de todo en todas parte, se aporta el ejemplo de una señora que ya tiene a veinte niños viviendo con ella y todo lo que cuenta sobre el trato que les da es una prueba de que se puede dar amor hasta a los niños más difíciles y es ese amor junto con la paciencia los que le corrigen, como “si fueran plastilina”.
Termina el artículo volviendo a Vadik, que ya no sueña con tener otra vez otra familia y ahora sueña con un trabajo. Quiere ser portero, entre otras cosas porque las cuidadoras del orfanato le han dicho que es el único futuro para gente como él.
La frase final es “no hay suficientes extranjeros para todos”.
A continuación se pueden leer los comentarios de los lectores y quiero aportar alguno y para que no se me tache de parcial, voy a coger el primero.
En dicho comentario, alguien que se identifica como A.A. afirma que está bien lo que hacen lo extranjeros, pero hay que decir que pagan por cada niño entre 15.000 y 30.000 dólares.
Los documentos de los niños son cumplimentados por los funcionarios de las instituciones de educación calificándoles de inválidos o con diagnósticos ficticios.
Los intermediarios, junto a los funcionarios de las instituciones infantiles se han montado así un buen negocio. Según la ley, para los ciudadanos de KAZAJSTÁN, la adopción debe ser gratuita, pero la realidad es que es muy difícil para un kazajo adoptar un niño, son todos “para la exportación”.