Hola a todos mis amig@s bloguer@s

Seguramente voy a estar una temporada, que espero que no sea muy larga, sin escribir nada porque me encuentro en una situación que nos tiene ocupados y seriamente preocupados. A mi hija de catorce años, la ha agredido una niña en el colegio y las amigas de la agresora amenazaron a mi hija con darle una paliza a la salida del colegio.
Lo que en principio creímos que eran puras amenazas de escolares, se convirtió en realidad y sólo el hecho de que no lo echáramos en saco roto y estuviera yo allí para poder avisar al portero de las intenciones de este grupo de niñas, ya concentradas para poder grabar con los teléfonos móviles la paliza, pudo evitar que consumaran sus amenazas. Incluso se han atrevido a proferir amenazas contra mí cuando se dieron cuenta de que yo estaba en la puerta del colegio y lo había visto y oído todo.
No os podéis imaginar la cara de odio en esos menores y lo terrible de las conversaciones que llegué a escuchar mientras se reunían para esperarla, sin saber que yo era su madre y las estaba escuchando. La realidad supera muchas veces a la ficción, peor que en cualquier película.

Me siento indignada, que en la sociedad que tenemos, las personas que rigen sus conductas por una serie de valores humanos, sean víctimas impotentes de aquellas que carecen de ellos y, por supuesto, de ninguna educación. Estos casos suelen terminar con un cambio de colegio del agredido mientras los agresores siguen en el colegio anterior, señoreando con su violencia y sin temor ni a nada ni a nadie.

La minoría de edad, significa impunidad y eso en cualquier sociedad es muy peligroso, ya podían plantearse la aprobación inmediata de la ley que ya afecte a los menores entre doce y catorce años, pues los padres que tenemos hijos educados en valores humanos no tenemos miedo a su introducción sino deseos de que se imponga para ver a nuestros hijos más protegidos de estos menores que llegan a ser más peligrosos que muchos adultos, conociendo todos sus derechos como menores pero no sus deberes.

Ya cuando todo esto termine os contaré el caso con detalle. Ahora está todo en manos de la policía.
Mientras tanto, mi hija tiene que ir escoltada por un adulto cada vez que va y viene al colegio. Me pregunto, ¿esto es vida? Ella es menor igual que los agresores, pero por el contrario mientras a mi hija le han coartado su libertad de poder ir y venir sola, las otras van libremente y orgullosas de saber que no les pasa nada.
Todo esto ocurre desgraciadamente cada día en colegios, hoy me ha tocado a mí, mañana a otros.
Siento vergüenza de los politiquillos que tenemos de uno y otro bando acomplejados de inferioridad democrática, confunden libertad con permisividad. Podían aprender del Fiscal del Menor cuando dijo que con este tipo de casos, la única solución es “LA TOLERANCIA CERO”.

Gracias a todos por estar ahí en estos momentos tan duros para mí.
Os contestaré siempre que pueda a vuestros comentarios.
Besos a tod@s