Foto: Alumbrado de la Portada


Como ya os conté hemos estado en la Feria de Abril de Sevilla. Rodeados de farolillos y sevillanas, bebiendo rebujito y comiendo “pescaito” y buen embutido, hemos pasado tres días muy buenos. De una caseta en otra, el tiempo parece volar y se nos pasó el fin de semana en un suspiro.
La Feria de Sevilla comenzó un 19 de abril de 1847, curiosamente idea de un vasco y un catalán, que nunca pensaron que aquella feria de ganado iba a desembocar en lo que es ahora. El primer año, al ganado, motivo principal de la feria, le acompañó el embrión de la actual Calle del Infierno, con la presencia de tiovivos, bodegones, calesitas, buñoleras y la imprescindible corrida de toros. Fue en el año 1893 cuando se montan las primeras casetas de feria que fueron aumentando progresivamente y sólo la guerra consiguió con sus penurias económicas dejar la Feria en poco más que el negocio ganadero. Para colmo de males, cuando va teniendo fuerza de nuevo, se produjo el trágico incendio de 1946 donde ardieron 64 casetas y hubo un fallecido y numeroso heridos.
Actualmente y ya desde 1973 en su ubicación actual, son más de mil las casetas que se instalan en el recinto ferial que no puede acoger a todas las casetas solicitadas.
La Feria comienza cada año con el alumbrado, es decir, el encendido de las miles de bombillas de la portada, el lunes a las 12 de la noche. Termina el domingo siguiente con un espectáculo de fuegos artificiales.


Durante esos días, se pueden ver los mejores caballos, jinetes y amazonas y muchas mujeres vestidas con el típico traje de flamenca, que no está exento de modas.
Está bien organizado, como no se puede llegar en coche hasta el Real de la Feria, el ayuntamiento tiene una gran explanada para aparcar. Allí te recogen los autobuses municipales que son gratuitos y te llevan hasta la entrada. Mientras esperas, la Cruzcampo, te da una cervecita fresca.
La costumbre en muchos sevillanos, es disfrutar de la feria, martes, miércoles y jueves, el fin de semana se marchan muchos y como ellos dicen “se la dejamos a los que vienen de fuera para que tengan más sitio”. El viernes, no se podía andar de la gente que había, el sábado un poquito más tranquilos, este día nosotros nos despedimos con el tradicional chocolate con churros a las 3 de la madrugada.
Así pasamos esos días y para colmo, y de forma totalmente imprevista, acabamos yendo a ver una corrida de toros el domingo en la Maestranza de los renombrados Miuras, invitados por unos amigos que conocimos en Almaty (Kazajstán) cuando vivíamos allí y éstos fueron para adoptar a sus hijos. Tengo que decir que nunca he sido aficionada a los toros, es más, siempre he criticado el sacrificio del animal en público, pero ahora, después de haberlo visto en directo, me pareció “menos cruel” de lo que esperaba y eso sí, me quedé impresionada por el silencio en la plaza durante la faena. Aparte de los gritos de “Bien” en lugar del esperado “Olé”, durante la faena sólo se escucha el bufido del toro y el ruido del embiste contra el capote.
¿Qué más os puedo contar? Que no es tópico que en la Feria de Sevilla nadie es forastero y aunque muchas de las casetas son privadas, que las públicas están hasta arriba, lo cierto es que siempre va a haber una caseta privada donde se permita el paso bien por ser de Correos, ministerios, ayuntamiento, bomberos, militares, etc. o bien simplemente porque sí, porque eres forastero y debes dejar de serlo.
Desde aquí, quiero dar las gracias a estas familias, Manolo y Manoli, Rodri y Césa, Fernando y May, por su gran acogida y buenos ratitos que hemos pasado. A pesar de que nosotros hemos estado en casa de mis hermanas y en su caseta de feria, a ellos les ha faltado tiempo para acogernos en las suyas. También gracias a mis hermanas y cuñados porque han hecho que pasemos unos días maravillosos y se han quedado en Sevilla para recibirnos. Uno de mis cuñados, el lunes cuando volvió al colegio, se dormía dando las clases a los niños de la paliza que le hemos pegado con tanta feria. Lo sentimos, pero al año que viene, amenazamos con volver, jeje.