Paramos a comer en un único sitio que había en todo el camino.

Nuestra comida fué: un tomate, un pepino, lipioska (pan uzbeko) y te, no había nada más, nos comentaron que llevaban varios días de viento en el desierto y no habían podido venir a abastecerles. Creible o no creible el caso es que solamente comimos eso. Antes de salir de Jiva habiamos preguntado al conductor que si teníamos que comprar algo para el camino o se encontraba donde comer, a lo que nos contestó muy sorprendido "kanieshna" (por supuesto que había). Después del gran banquete, continuamos para Bujará.

Cuando llegamos, la entrada del hotel donde nos iban a alojar daba miedo, pero al entrar, el hotel era una maravilla, diferente a lo que conocemos como un hotel pero estilo uzbeko, bastante recargado pero muy curioso.

Preguntamos que si podiamos comer pero nos dijeron que la comida era por encargo con lo cual nos fuimos en buscar de algun lugar, después de mucho buscar nos metimos en un comedor, muy modesto pero comimos bastante bién o que como llevábamos tanta hambre, nos supo delicioso.

Volvimos al hotel, allí encontrmos un chico uzbeko que era guía de español pero él estaba con unos rusos, nos dijo que si pensábamos salir a cenar que podia acompañarnos porque sus turistas rusos, sólo querían beber vozka y que él no queria estar con ellos, con lo cual nos acompañó a cenar y nos llevó al "Hotel Asia Bujará" y allí cenamos de maravilla. Nos estuvo contando un poco sobre su vida y su país, dimos una vuelta y regresamos al hotel porque al día siguiente teníamos la excursión por la ciudad.