Religión:

Predomina la religión musulmana. La mayoría de las etnias kazajas son musulmanes sunníes. Otros grupos étnicos tienen su propia comunidad religiosa, como es el caso de la Iglesia Ortodoxa de los eslavos, también otra minoría de católicos.

En Almaty se encuentra la catedral Ortodoxa en el Parque Panfilov, la cual quedó intacta cuando hubo un terremoto a principios de siglo. Su estructura es de madera y sin ningún clavo. Además de ésta que es la principal, existen otras más pequeñas y a las afueras de la ciudad en las montañas un Monasterio donde viven monjes ortodoxos y en invierno cuando caen las grandes nevadas quedan aislados de todo.


Preparamos una excursión para visitarlo, después de muchos impedimentos, conseguimos un permiso y un grupo de españoles, belgas, alemanes, mongol y kazajo, pudimos ir a conocerlo.
Todos íbamos preparados con nuestras mochilas y nuestra comida. Al llegar después de toda una odisea porque el camino hasta allí es malísimo nos recibieron en el monasterio y un monje nos dio la bienvenida con cantos y rezos.
Después nos propusieron conocer todo en entorno donde ellos vivían. El paisaje impresionante, en medio de la nada, nos llevaron a unas cuevas que dicen que son milagrosas, entramos y teníamos que coger tierra y en una fuente que había también recoger agua para luego juntarlo y preparar una mezcla que era curativa. Así lo hicimos. Nos llevaron a conocer donde tienen enterrado un patriarca que según nos contaron conservaban la sangre de éste en unos botes.
Cuando terminamos la visita por cierto, muy interesante, llegó la hora de la comida. Nos llevaron a sus cocinas, muy amables nos ofrecieron te y frutos secos.


Estaban cocinando algo para nosotros que por la foto que pongo, os daréis cuenta que no nos atrevíamos a comer lo que había en esas cacerolas con bastante “mierda” porque creo que nunca se habían limpiado. Nos miramos todos un poco sorprendidos y con las miradas nos dijimos todo. Ninguno queríamos aquello que no sabíamos ni lo que era.
Como nosotros llevábamos nuestra comida, cada uno habíamos preparado cosas típicas de nuestro país, estábamos salvados, pero……….SORPRESA, sin darnos cuenta aparecieron nuestras mochilas abiertas, toda nuestra comida revuelta por un momento; vimos que uno de los monjes con unas manos muy sucias, unas uñas largas y negras, estaba sacando todo y poniéndolo en platos suyos con restos de comida seca. Adiós a la pizza, el jamón serrano, el salchichón, chorizo, salchichas…….
Ninguno queríamos comer, nos sentamos en unos palos que eran los asientos, una tabla por mesa y con caras de circunstancia no nos atrevíamos ni a comer lo nuestro, solo nos mirábamos. Teníamos hambre después de todo lo que habíamos caminado y nos limitamos a comer frutos secos y miel. La pizza que en principio venia toda preparadita en una bandeja de horno para que no se estropeara ,tapada con papel aluminio, parecía una mezcla de todo porque con las manos la habían partido y los trozos estaban mezclados con otro tipo de comida. Entre el grupo había una chica que es musulmana, comía embutido español que nosotros llevamos, decía que estaba buenísimo, que tenía mucha hambre y que era lo único que parecía que se podía comer. Yo la pregunté que si era musulmana eso no lo podía comer porque era cerdo, y ella me dijo que como estaba tan bueno que mientras lo comía pensaba que no era cerdo y como no lo conocía pues mejor.
Los monjes supuestamente no podían comer porque estaban haciendo ayuno además son vegetarianos, nosotros pensamos que se pegarían un buen festín después de irnos nosotros porque lo que habíamos llevado allí se quedo y por supuesto lo que había en la olla cocinándose, nunca supimos lo que era y mejor que no lo supiéramos porque además ni lo probamos.


El día estuvo completito pero no tardamos mucho en regresar sobre todo porque nos quedaba el camino de bajada a la ciudad y no queríamos que nos pasara como al subir que alguno de los coches se nos paró, parte del camino había desaparecido, unos precipicios enormes. Para que os hagáis una idea el monasterio está a más de 2000metros, no son caminos preparados para que suban coches. Una chica belga que iba conduciendo su todo terreno, se bajo y dijo que si alguien quería conducir que lo hiciera, ella no se atrevía a seguir y si nadie lo hacía, ella prefería dejar el coche y marcharse andando. Horrible, horrible el caminito pero la excursión, bastante interesante porque son sitios que no todo el mundo puede conocer puesto que son ermitaños que viven allí y no es para turistas.
En otra ocasión, pudimos volver pero ya en otras circunstancias porque no podían subir los coches, había que dejarlos bastante lejos, tampoco dejaban conocer parte de donde vivían, ni hacer fotos, nada de nada. Nos encontramos con gente que habían ido peregrinando y nos dijeron que el recinto del monasterio no se podía fotografía porque iba gente muy enferma a curarse, que era un lugar sagrado y que si hacíamos fotografías, la gente no se curaba. Preguntamos que si siempre había sido así y nos dijeron que sí, cosa que nosotros sabíamos que no porque hacía unos años (2 o 3) habíamos estado por primera vez y nada de esto era como contaban, por eso gracias que en aquella ocasión pudimos convivir con estos monjes y vivir lo que es la realidad. Adjunto algunas de las fotografías de entonces, hoy día sigue exactamente igual no han cambiado ni los caminos ni el monasterio, pero ya no se puede fotografiar ni visitar y mucho menos comer y convivir con ellos.