En las calles de esta ciudad cada vez se ven más vehículos de lujo, en muchos casos conducidos por jóvenes tan deslumbrados por la maravilla que están disfrutando que se olvidan de que a su alrededor existen peatones, otros coches e incluso, mobiliario urbano, con las consecuencias que podemos suponer.
Muchas veces da la impresión de que no han olvidado su pasado nómada y simplemente han cambiado el caballo por "El Mercedes" y siguen considerando que las calles de la ciudad son las estepas abiertas donde no hay límite para nada, donde se trata de demostrar quien tiene la montura más potente.
Sin embargo, al mismo tiempo y en medio de ese derroche de lujo y ostentación, se encuentran otros vehículos, por calificarlos dentro de algún grupo de cosas móviles y teniendo en cuenta que además se mueven por sí mismos, que casi violan las leyes de la física, dejando ya aparte las normas más elementales de la seguridad vial.
El vehículo de la fotografía recorre habitualmente un itinerario por una vía de gran circulación, cargado hasta unos límites que no seríamos capaces de imaginar. Lo que al señor que lo conduce no le falta es moral, todos los días montando el mismo tenderete. Eso sí, para llevarme la contraria en cuanto al comentario de la seguridad vial, no olvida cargar también con la rueda de repuesto. Precavido es, eso sí, pero bruto, un rato…
Pichar sobre la foto y abridla para verla con más detalle.
Gracias Armando por cederme esta foto tan curiosa y poderla publicar en mi blog.